lunes, 29 de abril de 2013

El túnel con diez mil cadáveres

Una vez un ruso me hizo un cuento acerca de un túnel en el cual habían enterrado los cadáveres de diez mil soldados alemanes. El túnel está ubicado entre la isla de Sakhalin y el continente asiático.

 
Esta isla está ubicada en el extremo este de la federación rusa, en el océano Pacifico, y al norte de Japón. El estrecho entre la isla y el continente mide 10 km de ancho, y el mar se congela en el invierno. El hielo hace que el transporte entre la isla y el continente sea bastante difícil, y esto llevó al gobierno soviético liderizado por Yosef Stalin a comenzar la construcción de un túnel ferroviario.
¿Dónde entro yo en todo esto? A principios de los 90, después de la caída de la Unión Soviética, la Federación Rusa anunció que quería desarrollar campos petroleros ubicados costa afuera al este de la isla de Sakhalin. Sin entrar en los detalles, para transportar el petróleo y gas desde la isla es bastante difícil porque el mar se congela a su alrededor. Esto me llevó a tener una discusión casual con amigos rusos en Moscú, que eran ingenieros en un instituto muy prestigioso. Durante esa conversación, uno de los  rusos mencionó:
“Una opción sería utilizar el túnel cavado por los alemanes”.
Yo le pregunte que túnel y que alemanes, y él me explicó:
“Después de la Segunda Guerra Mundial Stalin quería construir un túnel entre la isla y el continente. El proyecto tenía una fuerza laboral de más de veinte mil prisioneros alemanes, los cuales cavaron el túnel en condiciones inhumanas. Cuando la guerra coreana comenzó y los norteamericanos estaban llegando a la frontera china después de su éxito en Inchón, Stalin creía que después de atacar a los chinos seguirían e invadirían la Unión Soviética empezando con Vladivostok. No quería tener al ejército peleando con los norteamericanos con miles de prisioneros alemanes  a su espalda,  y ordenó matarlos a todos. Como estaban apurados, metieron a los alemanes en el túnel y volaron las entradas. Después queríamos utilizar el túnel para instalar un oleoducto pero las autoridades no nos dejaban mencionar su existencia. Oficialmente ese túnel no se cavó, y no existe. No se podía mencionar porque la Unión Soviética se vería muy mal por haber asesinado a más de diez mil prisioneros alemanes de esta manera, enterrados vivos”.
Yo le sugerí que el tema era delicado, y que no debía hablar más de eso. Más tarde recomendé a la empresa que tratara de hacer un trato con los rusos para desarrollar los campos y enviar el gas desde Sakhalin a Khabarovsk y a China. Pero la gerencia se negó a considerar mi plan.
Yo quería que se procediera con el proyecto, porque eso resaltaría el uso posible del túnel, y posiblemente permitiría revelar lo que había ocurrido. Imagínense el revuelo si de verdad hubiésemos llegado a abrir ese túnel y encontrado los cadáveres. Ese lugar puede ser la escena de una masacre parecida a la del bosque de Katyn, donde los soviéticos asesinaron a más de diez mil soldados polacos (foto del Guardian UK):
 
Como no he vuelto a Rusia, ni creo que pueda volver después de revelar la identidad real de Vladimir Putin, estoy escribiendo esto. Si lo ven en Rusia hagan lo que quieran con la información. No me gusta la idea de ver a rusos tratando de recrear la imagen de Yosef Stalin como un gran héroe Soviético sin entender que el hombre era un asesino de madre. El comunismo tiende a crear grandes mitos, resultado de  la propaganda del estado y el apoyo de fanáticos que proliferan por todos lados. Muchos de esos mitos son cuentos, y ayudan a esconder la realidad. Y esta realidad suele ser horrible.

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